Header Ads

ad728
  • Breaking News

    Recent Posts: Label / Tag Ex:

    PARASHAT YITRÓ: YITRÓ, EL ARQUETIPO DEL BUEN CONVERSO



    Por: Yehudah Abraham Dumetz Pinto.

    En el estudio de esta parashat claramente se resaltan cuatro (4) aspectos importantes: encontramos a Yitro con su hija Tzipora y sus dos hijos que llegan al campamento de Israel. Otro aspecto a mirar es el consejo que Yitró da a Moshé Rabenu para que delegue funciones a los ancianos; pero también a estos sucesos se le suma la llegada de los Benei Israel al desierto del Sinaí y, la promulgación de los diez mandamientos.
    En la primera Aliá leemos que:

    “Yitró, sacerdote de Midián y suegro de Moshé, tomó conocimiento de todo lo que había hecho HaShem por Moshé y por su pueblo” (Shemot 18: 1).

    Lo que quiere decir este pasuk es que Yitró supo acerca del maná que HaShem les proveyó como alimento; supo también acerca del milagro a través de la fuente de agua que los acompañó y, por supuesto, acerca del triunfo contra Amalek y, por sobre todos estos acontecimientos, el cómo sacó HaShem a los Benei Israel de Egipto. No obstante, ¿Por qué la parashat lleva el nombre de Yitró y no un nombre que nos recuerde la entrega de la Toráh? Para dar respuesta a esta pregunta, es necesario saber que por muchas décadas, Itró fue un sacerdote al servicio de la idolatría en Midián. Que cuando supo cómo HaShem sacó a su pueblo Israel de casa de esclavos, se desprendió de toda su fortuna y de todo su status para ir al desierto a estudiar Toráh (Shemot Raba 1,32). Yitró pudo obrar de esta manera, porque había realizado introspectivamente un examen de conciencia a raíz, de haber escuchado los milagros tocantes al Mar de Juncos y la guerra de Amalek; lo que posteriormente lo llevó a CREER en el D-s de Israel.

    A partir de estos dos acontecimientos, Yitró comprendió que para el ser humano no es suficiente observar milagros y maravillas, sino, que el ser humano está llamado a reflexionar e integrar a esa reflexión el significado de cada acto. Por eso inmediatamente Yitró empezó a razonar que los grandes honores que tenía en Midián eran solamente temporarios en comparación a la vida eterna de la Toráh, al rezo, al servicio a HaShem y la lucha contra el instinto del mal.

    Entonces, inmediatamente abandonó los honores de Midián y la idolatría para ir al desierto a recibir la Toráh por intermedio de Moshé, porque el ser humano no merece una vida de Toráh hasta que se desprenda de una vida de placeres y de honores. Podemos decir entonces que, es imposible recibir la Toráh sin hacer un examen de conciencia. No hay arrepentimiento sin que haya previamente un examen de conciencia para analizar nuestros actos. Es por esto que esta parashat que trata la entrega de la Toráh lleva el nombre de Yitró. La Toráh nos enseña con ello que ningún ser humano puede tomar el yugo de la Toráh y las mitzvot sin haber antes reflexionado. Si Yitró, que tenía muchos honores, ya que era consejero de Paro (Sota 11,1), y monje de la idolatría en Midián, dejo todo para llevar sobre si el yugo de la Toráh, porque hizo su examen de conciencia; con mayor razón nosotros, los hijos de Abraham, Yitzhak y Yaakov que estuvimos presentes en el Monte de Sinaí, cuando HaShem, dijo “Soy HaShem tu Di-os que te saco del país de Egipto” (Rabí. Pinto, David Hanania. 2007).

    “Yitró, el suegro de Moshé, y los hijos de éste y su esposa, vinieron a Moshé al desierto donde acampaba, en la montaña de D-s. Y dijo a Moshé: “Yo, tu suegro Yitró, vengo a ti junto con tu mujer y sus dos hijos con ella. Moshé salió al encuentro de su suegro, se prosternó y lo besó y se preguntaron un hombre al otro por su bienestar, luego entraron en la tienda” (Shemot 18:5,7)

    De este pasaje surge la pregunta ¿Si estaban en el desierto, para qué la Toráh nos menciona este hecho aparentemente superfluo? “AL DESIERTO”. “Viajó al desierto”. En realidad, al mencionarlo, el versículo quiere expresarse elogiosamente acerca de Yitró: pues hasta ahora el residía en un lugar distinguido en el mundo, el país de Midián, pero aun así su corazón lo motivó a salir al desierto, que es un lugar desolado, con el propósito de escuchar palabras de Toráh.[1]
    Pero también, de este texto leemos en el último párrafo que dice:

    “[…] Moshé salió al encuentro de su suegro, se prosternó y lo besó y se preguntaron un hombre al otro por su bienestar, luego entraron en la tienda” (Shemot 18:5,7)

    Y, del cual aprendemos que, tenemos la obligación de respetar a los suegros. Rabí Naftalí Tzvi Berlín escribió en su comentario “Haamek Davar”, que a pesar que su mujer y sus hijos también vinieron, Moshé salió a saludar a su suegro y así dictamina el Shuljan Aruj, Iore Dea 240:24 Es obligación honrar al suegro, a lo que agrega el Baer Heiteb, también hay que honrar a la suegra. El Pele Yioetz agrega que el yerno o la nuera deben apreciar el tiempo y el esfuerzo que los suegros invirtieron para el que ahora sea su esposo o su mujer. Por esta razón, se debe tratar con sumo respeto a los suegros.

    Al tiempo que Yitró se aproximó al campamento de los Benei Israel escribió una carta a Moshé, en la cual enunciaba, “vuestro suegro Yitró ha arribado. Por favor, salid a recibirme. Sin embargo, si vos no queréis salir por consideración a mí, entonces venid por consideración a vuestra esposa Tziporá; y si no por ella, entonces por consideración a sus dos hijos” (Shemot Raba 27:2). Yitró introdujo la carta a una flecha y la disparó al interior de las Nubes de Gloria (Midrash Tanjuma 2 Yitró 6) a pesar de que las Nubes de Gloria  usualmente rechazaban cualquier flecha, admitieron esta carta en honor de Moshé (Moshab Zerenim). HaShem ordena a Moshé, ¡Sal al encuentro de tu suegro! Yo Soy el que decide cuándo es apropiado aceptar a un converso, y yo te digo que Yitró vino aquí solamente LESHEM SHAMAIM. Por consiguiente, ofrécele amistad y no lo rechaces (Shemot Raba 27:2).
    El tono de la sentencia de HaShem revela que Moshé vacilaba en salir y recibir a su suegro. Tenía que ser convencido por HaShem, porque Yitró había sido un sacerdote de ídolos la totalidad de su vida. Moshé no tenía manera de saber si Yitró era sincero acerca de convertirse en judío y si él respetaría su decisión. Solo HaShem, quien sondea los pensamientos de la persona, podía asegurar a Moshé que Yitró permanecería leal al judaísmo, Él por lo tanto, ordenó a Moshé honrar a Yitró[2].
    Los sabios han dicho (Yebamot 47, b), que los conversos son para los Bnei Israel como una plaga y en otro lugar han dicho (Pesajim 87, b) que HaShem no ha exiliado a los Bnei Israel de entre las naciones solamente por los conversos que vinieron a unirse a ellos. ¿Cómo es conciliable? El extraño que se convierte y toma sobre si el yugo de la Toráh y las mitzvot, despierta una gran acusación en el Cielo contra el pueblo de Israel. Los acusadores dicen:

    “¡Miren este idolatra que se ha convertido y cumple las mitzvot con exactitud, mientras que los que son ya judíos no se cuidan tanto!”

    Es por ello que son una plaga para los Bnei Israel. Eso no impide que HaShem sea quien decida que los Bnei Israel aprendan de los conversos. Por eso los exilió, para que aprendan de ellos a hacer cada mitzvá con gran exactitud. Entonces tenemos el deber de aprender de los conversos a ser cuidadosos en el cumplimiento de las mitzvot y esmerarnos para adquirir la Toráh, para poder cerrar la boca de los acusadores. Podemos aprender de los dos conversos Yitró y Ruth la moabita que conocieron honores de reyes. Yitró era un gran monje de Midián y Ruth era la hija de Eglon el rey de Moab. (Nazir 23, b). Los dos abandonaron los honores y la fortuna para tomar sobre ellos el yugo de la Toráh y las mitzvot, a pesar que no les faltaba nada, decidieron abandonar todo para aceptar el yugo de la Tora.

    Es evidente que HaShem provocó esto solamente para que los Bnei Israel aprendan de ellos, y como Él no niega su recompensa a ninguna criatura ( Baba Kama 38,b) les dio la suya: Yitró se elevó espiritualmente y una parashat de la Toráh llevó su nombre sin contar que HaShem asistió al festín que se dio en su honor, como está dicho ( Shemot 18,12) “Yitró, el suegro de Moshé, ofreció sacrificios para HaShem y Aharon y todos los ancianos de Israel vinieron para comer pan con el suegro de Moshé frente a Di-os”. Y Ruth ha merecido que nazca de ella el Rey David, el reinado de la casa de David y el Mashiaj. ¿Por qué todo eso? Para que los Bnei Israel vean y aprendan de ellos. No es en vano que esta parashat lleve el nombre de Yitró. Tenía siete nombres. (Mejilta Yitró 1). Y la parashat que trata sobre la entrega de la Tora lleva precisamente este nombre y no otro, porque hay solamente una letra que diferencia entre el nombre de Ruth y de Yitro, la (Yod). Para decirnos que Yitró y Ruth han recibido sobre ellos los diez mandamientos con devoción y han renunciado a la vida de este mundo. La Toráh quiso enseñar a los Bnei Israel que esta parashat de la entrega de la Tora lleva el nombre de Yitró que era un idolatra, y que por su reflexión abandono la idolatría para ir al desierto a recibir la Toráh. HaShem quiso enseñar a los Bnei Israel que aprendan la lección de estos conversos que abandonan todo para tomar sobre ellos el yugo de la Toráh, se esfuerzan mucho y se sacrifican por ella de forma ejemplar (Rab. Pinto, David Hanania. Pajad David 2007).

    De todo esto aprendemos que, Yitró hizo méritos para que su nombre se eternizara en una parashat. Emunáh HaShem (creer en D-s). Sin embargo, Yitró antes ya había hecho un gran gesto para con Moshé. Así podemos leerlo en Sanedrín 104:1 por haber ordenado a sus hijas: “[…] Dijo a sus hijas: ¿y dónde está? ¿Por qué abandonaron al hombre? Llámenlo para que coma pan” (Shemot 2:20). HaShem lo recompensó; sus descendientes ameritaron reunirse en “Lishkat Hagazit”, una oficina del sagrado Templo en el cual se reunían los sabios del gran Sanhedrin, el gesto noble de Itró para con Moshé[3]



    [1] Rashi “La Toráh con Rashi” 2002. Comentario 5.
    [2] Rabino. Weissman, Moshé. El Midrash Dice, 2004
    [3] Rabino, Blickstein, Iona. 1966.

    Post Top Ad

    3/Conversos/feat-tab