PARASHAT MISHPATIM: Liberándose del yugo del mundo material
RESUMEN
DE LA PARASHAT MISHPATIM
DEL
HOMBRE AL HOMBRE
“Liberándose del yugo del mundo material”
Por:
Yehudah Abraham Dumetz Pinto.
La parashat Mishpatím contiene las leyes
dadas por HaShem; estas leyes vienen a regular la conducta entre el hombre y su
semejante y, la vida de la comunidad. Lo
peculiar en esta Parashat es que la Toráh no centra su atención sobre los
sucesos acaecidos a los Benei Israel en su larga estadía en el desierto. Por el
contrario, esta porción de la Toráh nos presenta un sistema de leyes para que
el ser humano se pueda conducir con respeto, sencillez y amor hacia su prójimo.
Estas leyes u ordenanzas van a permitirle al pueblo de Israel la construcción
de una sociedad justa. En la primera Aliá leemos que:
“Y
estas son las ordenanzas que expondrás ante ellos” (Shemot 21:1).
El gran comentarista Rashi explica que,
la conjunción copulativa (Y) en el primer verso “Y estas son las ordenanzas”
alude a que a que así como los preceptos “Los Diez Mandamientos” se originaron
en el Sinaí, así también estos mandamientos expuestos en esta Parashat se
originaron en el Sinaí. En Tanjuma 3; Shemot Rabá 30:3. Rashi explica que
siempre que se dice “estos o estas”, la sección que comienza queda separada de
la anterior, lo que indica que no constituye una prolongación temática de ella,
o sea, un nuevo capítulo. Pero cuando el pronombre neutro demostrativo “estos”
lleva la conjunción copulativa (Y) entonces la sección que se inaugura con esta
palabra queda unida a la narración anterior, formando una continuación temática
con ella. (Rashi “La Toráh con Rashi” 2002. Comentario 1). Cuestionan los
sabios: ¡Pero toda la Toráh fue entregada por HaShem, y no solo estas
ordenanzas! Y responden: la intención es indicarnos que trascendamos nuestra
limitada capacidad de percepción, no permitamos que el móvil que nos induzca a
observar estas normas sea el mero factor social encapsulado en ellas, apuntemos
más bien a un móvil mucho más sublime: cumplirlas, sencillamente, porque son la
voluntad del Creador (Torat Emet, 2004). El Eterno HaShem, le ordena a Moshé
enseñarles a los hijos de Israel todas las leyes y dictámenes de la Torá.
HaShem también le pide a Moshé Rabenu que le explique al pueblo de Israel las
leyes de forma diáfana; para que a ellos no les quedara dudas ni inquietudes y,
de esta manera pudieran cumplir correctamente todas las Mitzvot, como quien
tiene frente a él una mesa preparada de donde puede servirse directamente los
alimentos.
Sabemos que el estudio de la Toráh produce
un estado sentimental de gran alegría en aquellas personas que la escudriñan
para adquirir conocimiento y entendimiento. Es por esa misma razón, que la
persona que está de duelo “el Abel” tiene prohibido estudiar Toráh y,
estudiarla de igual forma el día 9 de Av; pues este es un día de duelo. De tal
manera, que está prohibido estudiar la Toráh bajo estas circunstancias porque
ésta, tiene la capacidad de alegrar el corazón de la persona (Taanit 30.). El propósito
de que HaShem le ordenara a Moshé Rabenu presentar la Torá al pueblo de Israel
como si fuera una mesa servida, no era otro que el traer con ello la incrementación
de la alegría de la Toráh. De la misma forma que una mesa hermosa, adornada y
repleta de exquisitos manjares le provoca alegría a la persona, así mismo la
Toráh viene a alegrar a la persona si esta es presentada de la manera adecuada.
“[…] expondrás ante ellos”
ANTE ELLOS O DELANTE DE ELLOS, implica que no deben ser expuestas delante de
los goyim o gentiles. Rashi dice e incluso si se sabe que con respecto a un
caso legal que los gentiles lo juzgan del mismo modo que Israel, no lo
presentes ante sus tribunales, pues cualquiera que presente los casos legales
de un judío ante gentiles profana el Nombre Divino y valoriza el nombre de la
idolatría de ellos al concederle importancia, como se declara: “Pues su roca no
es como nuestra Roca [D-s], y aun así nuestros enemigos nos juzgan” es decir,
que cuando voluntariamente dejamos que nuestros enemigos nos juzguen, ello
falsamente constituye un testimonio de que su deidad es superior.
“[…]
Cuando comprares un siervo hebreo, seis años trabajará y el séptimo, saldrá en
libertad gratuitamente” (21:2)
En este segundo pasuk, se le explica a
los Benei Israel las leyes de “Esclavo hebreo”; una Mitzvá no tan relevante
como las leyes del Kashrut, el no cocinar carne con leche, usar Tzitzit,
Tefilín y, otras Mitzvot de vigencia permanente. El caso de la mitzvá de “El
esclavo hebreo” no era una Mitzvot de vigencia continua. En nuestros días, ya
no existe esa figura.
Luego entonces, ¿Por qué la Torá
comienza con esta mitzvá? Es necesario que todos sepamos que, el concepto de
esclavitud es fundamental a la hora de recibir el yugo de la Torá y el cumplimiento
de las Mitzvot. Por eso, no en vano HaShem inicia las leyes con esta Mitzvá;
porque al iniciar con ella nos envía un claro mensaje para enseñarnos que la
mejor forma de nosotros los judíos cumplir las Mitzvot es cuando nos entregamos
al servicio de HaShem completamente, convirtiéndonos en esclavo únicamente de Él.
Cada judío logra su total libertad a través de este sometimiento; al ser siervo
de HaShem el judío engrandece su alma en aras del cielo. De esta manera uno
queda liberado del sometimiento y dependencia de las cosas materiales,
alcanzando entonces la real libertad. Los Benei Israel fueron liberados de
Egipto a fin de tornarse sirvientes de HaShem.
Aunque El Eterno HaShem, exigió a los
Benei Israel cumplir con sus leyes, lo cual no es tarea fácil, el pueblo de
Israel voluntariamente accedió cumplirlas diciendo: “Naase VeNishma” (Haremos y
escucharemos). Porque a pesar de que es difícil cumplir con toda la Torá, todos
los judíos somos poseedores de una gran promesa inquebrantable: Como está
escrito:
“Si
ustedes caminan en mis decretos y observan mis mandamientos y los cumplen, Yo
les proveeré las lluvias en su momento apropiado para que la tierra de su
cosecha y el árbol del campo de su fruto” (Vaikrá 26:3).
De esta manera, HaShem recompensó a los
Benei Israel por el cumplimiento de la Toráh. Sin embargo, en muchas ocasiones,
el Yetzer Hará, no permite que veamos esta recompensa. En su defecto, hace
visible a nuestros ojos todas aquellas dificultades que tiene el cumplimiento
de las mitzvot. Por ende, cada judío, está llamado a reflexionar, a hacer un
examen de conciencia tal como lo hizo en su momento Yitró el suegro de Moshé
Rabenu. Esta reflexión o examen de conciencia es necesaria para poder
comprender que el cumplimiento de cada mitzvot trae a nuestra vida luz de la
Toráh; pues el Yetzer Hará siempre mantendrá a nuestra vista las dificultades,
pero jamás y nunca lo que en realidad está oculto donde reside la bendición (Baba
Metzía 42a). De la misma forma en que nos esforzamos por descubrir un Sefer
Toráh, así mismo debemos esforzarnos para descubrir la bendición que HaShem nos
prometió y por fin liberarnos del yugo material de este mundo. El Yetzer Hará
no nos va a ayudar a hacerlo, sino, que cada judío en el mundo deberá hacerlo
por sí mismo y con sus propias fuerzas. Por eso, después de que el pueblo
aceptara la Torá, HaShem les dijo cuáles eran las leyes de la Toráh. En el
Monte Sinaí recibieron los Diez Mandamientos y ahora HaShem les dio toda la
Toráh, y le ordenó al pueblo de Israel que oyera la palabra de los grandes y de
los Tzadikim que habría en cada generación, porque el haber dicho “haremos y
escucharemos” los obligaba también a oír la palabra de los sabios de la Torá (Pajad
David, 2015. 457).
“[…] trabajará seis años pero al séptimo año saldrá
libre, sin cargo” (21:2)
Un judío, quien es el sirviente de
HaShem, debe por consiguiente tratar a su esclavo con consideración (Midrash
Lekaj Tov). Todo amo judío debe liberar a su esclavo judío no más tarde de seis
años después del comienzo de su servidumbre (Ierushalmi kidushin 1,2). “Seis
años” simbolizan los 6000 años de la existencia terrenal. “Trabajo” alude a
nuestro servicio espiritual relacionado con el estudio de la Toráh y la
observancia de las mitzvot. “El séptimo año” se refiere al séptimo milenio, la
era por venir. Y “saldrá libre” alude a la libertad absoluta de la que
gozaremos entonces, en la era del Mashíaj, cuando la divinidad ya no estará más
encubierta, sino revelada por doquier (Torat Emet, 2004).