Tania 13 de Tevet: El malvado que se arrepiente y cambia
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En capítulos anteriores el Tania
nos ha venido explicando sobre el tzadik completo, Tzadik incompleto y ha
mencionado al Beinoni, el cual se explicará con más detenimiento en el capítulo
12.
Aquí en el capítulo 11, el Alter
Rebe nos viene a explicar lo que es el Rashá, el malvado. Y empieza con un
pasuk (Versículo) del libro de Eclesiastés 4:14 que dice “Uno es el opuesto del
otro”, para querer decir que así como se ha definido el concepto de tzadik, el
Rashá es la antítesis de este, de tal forma que también se puede hablar del
malvado que solo tiene mal o Rashá completo y Rashá que tiene algo de bien
subyugado a su mal o Rashá incompleto.
Este Rashá incompleto, que tiene
algo de bien, puede dar origen a miríadas de categorías según la cantidad de
bien que tiene subyugado a su mal. Aquel que su mala inclinación le domina a su
bien y aunque esto no sea de manera permanente o sea a intervalos poco
frecuentes, pero se da en ocasiones en que este mal conquista a la “Pequeña
ciudad”, es decir a su cuerpo haciéndolo caer en el pecado Jas ve Shalom.
Estas formas de pecar se pueden
dar a través de las vestimentas del alma animal, pensamiento, palabra y acción,
es decir, acción a través de transgresiones menores únicamente, difamación o
solo en el pensamiento, al reflexionar en asuntos prohibidos que a veces pueden
ser peor que el pecado mismo. ¿Qué quiere decir esto que pensar en el pecado
puede ser peor que el pecado mismo en algunos aspectos?
Esto me hace acordar a una
pregunta que alguien me hizo este shabat mientras estudiábamos, me dijo: ¿si yo
pienso algo de alguien que tal vez podría ser considerado Lashón Hará, pero no
lo hablo con nadie, ni lo insinuó, esto se me considera un pecado? Yo le respondí con otra pregunta, basándome en
lo que el Tania explica de aquel que tiene fantasías impuras y medita en ellas,
le pregunté: ¿Si un hombre piensa cosas pecaminosas de una mujer prohibida pero
no lleva ese pecado a la acción, este hombre pecó?
La respuesta a ambas preguntas es
que en verdad el pecado mismo llevado a la acción es más grave y en épocas del sanedrín,
las transgresiones que implicaban una pena de muerte eran por acciones no por
pensamientos, pues solo Hashem conoce lo que hay en el corazón del hombre. Sin embargo
pensar es como pecar a los ojos de Hashem, ya que él lo sabe todo. Sumado al
hecho que alimenta al sitrá ajará. Además de eso las tres vestimentas del alma,
pensamientos, habla y acción tienen un orden de superior a inferior en lo que al
alma respecta, por tanto el pensamiento está más ligado al alma y puede
mancillarla o mancharla dejando una marca. Por otro lado hay que tener en
cuenta que entre más se mantenga un pensamiento inadecuado en la mente, la
mente lo abraza, lo vuelve parte de si y lo lleva más fácil a la acción, Di-s
nos libre. Por eso más adelante vamos a ver que el Beinoni, el cual nunca llega
al pecado, y cuando un mal pensamiento se cruza en su mente, Él lo aparta con “Ambas
manos”.
En el momento en que a este
Rashá, su alma animal prevalece y lo impurifica al cometer el pecado mismo,
posteriormente su bien resurge y le provoca arrepentimiento y buscará la
disculpa de Hashem y si hace una Teshuvá sincera y decidida a no volver a caer
en el pecado y toma medidas para alejarse del pecado, Hashem lo perdonará. En
resumen esta persona es considerado un malvado por que sucumbió al pecado, pero
el bien que aun contiene lo lleva al arrepentimiento y su total alejamiento del
pecado.
El malvado con remordimiento
También existe, continúa el Tania,
un tipo de malvado en el que el que prevalece más fuertemente su mal, las tres
vestimentas del alma, pensamiento, habla y acción se invisten en su mal y lo
hacen cometer pecados más graves y con más frecuencia, luego del pecado siente
remordimientos que vienen del bien que aún tiene, pero dice el Alter Rebe “No
se fortalece lo suficiente de manera tal que pueda deshacerse completamente de
ellos” y Confesar sus pecados (Ante Hashem) y abandonarlos para siempre.
Respecto a él los sabios han dicho “Los malvados están llenos de remordimientos”.
Por el contrario, finaliza el Alter
Rebe, aquel que nunca siente remordimientos y jamás tiene pensamientos de
arrepentimientos, es llamado Rashá o malvado que solo conoce el mal o malvado
completo, ya ha eliminado todo su bien de sí mismo.
Vemos aquí la importancia de
analizar cuidadosamente los aspectos interiores de sí mismo, empezando desde
las maquinaciones o pensamientos aun de aquellos aparentemente inocentes, hasta
analizar las acciones mismas después de realizadas. Es decir controlar la raíz de
todo desde el interior y si algo se salió de control, reflexionar del acto
cometido y confesar su pecado ante Hashem de manera sincera y nunca más
volverlo a Hacer.
Vivimos en un mundo donde la mayoría
estamos ciegos a nuestros propios defectos pero escogemos la tarea fácil de ver
los defectos en otros y no mirarnos los propios. Cuando nos miramos los propios
deberíamos sentir vergüenza de criticar cosas en el vecino que también están dentro
de nosotros.
Por el contrario si una persona
no le dedica tiempo a la reflexión y arrepentimiento de sus actos y dice comúnmente
expresiones como “Yo soy así” puede que esta persona termine perdiendo por
completo el tesoro del análisis propio y llegue a la irreverencia o a nivel de
malvado que jamás siente remordimiento, el Malvado completo.
Hashem nos dió un enorme regalo
para confrontarnos con nuestros propios defectos, la pareja y por eso el pasuk
dice “Haré una ayuda contra el” y también dice “No es bueno que el hombre este
solo”. Por qué el matrimonio y la vida en pareja son la ayuda más grande en la autocorrección
si sabemos escuchar a nuestra pareja. En el hogar somos lo que somos, por fuera
es más fácil ser amable con los demás, pero en casa es más fácil perder los
estribos. Esto se puede comparar con el cerdo, por fuera tiene pezuña partida,
pero por dentro no es rumiante, lo que lo hace no Kasher, Muchas veces actuamos
así, tzadikim fuera de casa, pero en casa no somos “Kasher”. Por eso si una
persona logra la corrección difícil en casa, será más fácil ser autentico fuera
de ella y aquí precisamente cae perfecto el versículo de Eclesiastés que esta
al inicio del capítulo “uno es el opuesto al otro”. Quiera el cielo que cada
uno pueda identificar sus “Opuestos” y empezar una rectificación que nos lleve
por lo menos al grado de Beinoni.
Por Asher Cacua
Por Asher Cacua