PARASHAT NITZABIM: Estables
A veces servían Dios con entrega,
pero llegaron a estar metidos en 49 niveles de impureza. Vieron los milagros de
Dios, la partición del Mar y después de tres días se quejaron que querían
volver a Egipto. Recibieron la Torá, escucharon a Dios y después de 40 días hicieron
el becerro de oro. Dieron oro para el becerro y dieron oro para el santuario.
Cuando los espías hablaron mal de Israel, se negaron a entrar a ella, pero al
día siguiente un grupo se levantó muy temprano en la mañana y emprendieron su
travesía hacia la tierra prometida. Así sucesivamente en muchos aspectos, Am Israel
fue un pueblo inestable, cosa que el rey Shlomó lo calificó de muy negativo.
“Hafajfaj Derej Ish Zar – Los hombres extraños son inestables”.
Después de 40 años de cambios, Am
Israel aprendió y entendió lo malo que es ser inestable. Aprendieron a ser
constantes, a ir por la misma línea, y no que un día se lo dedican a Dios y el
otro al Satán. Es por eso que Moshé les dijo que estaban presentes ante Dios,
refiriéndose a que llegaron al nivel ideal de estabilidad, de constancia en la
vida. Una de las cosas más difíciles para el hombre es conservar su ritmo, ser
constante, debido a que está siempre sujeto a cambios, cambios de temperatura,
cambios de ánimo, etc. Es por eso que el Pirké Avot nos aconsejó que seamos
constantes en el estudio de la Torá, el secreto del triunfo está en la
constancia. La Torá nos cuenta que cuando Rivká Imenu estaba embarazada y
caminaba cerca de un templo de idolatría, Esav le pateaba como que quería
salir, pero cuando caminaba cerca de la Yeshivá de Shem y Eber, cerca de
Abraham y de Itzjak, Yaakov pateaba como que quería salir. Ella pensó que tenía
un solo hijo, confundido, que no sabía escoger lo que quería de su vida, a
veces aquí, a veces allá. Por eso fue a donde Shem, hijo de Noaj, a que le dijera
lo que estaba pasando, y este por inspiración divina le dijo que tendría dos hijos.
Al escuchar Rivká que eran dos
hijos dijo que prefería un hijo estable aquí y el otro estable allá, que uno
que estuviera completamente inseguro de lo que sería de su vida. Esto fue lo
que les dijo Eliyahu Hanabí a los judíos de su época que servían a Dios y
hacían idolatría al mismo tiempo. ¿Hasta cuándo seguirán jugando las dos caras
de la moneda, si Dios es el verdadero sírvanle a Él, si la estatua es el
verdadero entonces vayan con él? Estas palabras de Eliyahu Hanabí se les
aplican a muchos judíos de hoy en día, que juegan las dos caras de la moneda.
Es decir, cuidan Shabat pero están llenos de pecados. Comen Kasher pero hablan
mal de los demás. Van a rezar, pero no paran de hablar en la sinagoga. Se ponen
los tefilín, pero van los sábados a la playa. Al final resulta que no disfrutan
ni de un lado, ni del otro. Por eso, debemos de hacer unas cuentas sencillas,
si la Torá es mentira (Dios nos libre), fue escrita por un hombre que estaba
aburrido en el pasado, entonces todo es mentira, el Brit Milá es mentira, los Tefilín
son mentira, el Shabat es mentira, etc. La constancia determina la sabiduría de
la persona, que sabe qué es lo que quiere de su vida. Un hombre inestable
demuestra incertidumbre, duda, confusión, falta de visión que lo ayude a discernir
entre lo bueno y lo menos bueno. Por ejemplo, la Torá dijo acerca de Datán y
Abiram que salieron estables. Es decir, su argumento era que a Moshé no le correspondía
ser el líder de Israel, sino a ellos. Este argumento ellos lo expusieron
siempre, desde el primer día que Moshé subió al mando hasta el día en que se
fueron. Datán fue el judío quien había sido mal tratado por el egipcio, que
posteriormente fue asesinado por Moshé. Al día siguiente de esto, Datán y
Abiram, le reclamaron a Moshé diciéndole que quién se creía él, para juzgar por
la vida de los demás. Fueron inmediatamente a acusarlo al Faraón, provocando
así que Moshé se escapara de Egipto. Cuando salieron de Egipto, Moshé le
informó al pueblo que recibirían maná, ese maná no podía ser dejado hasta el
día siguiente, sino que debía ser comido ese mismo día, en que descendió.
Datán y Abiram intentaron
demostrarle a Moshé que se estaba equivocando, dejando el maná hasta el día
siguiente, para su sorpresa vieron que se les había secado y que estaba lleno
de gusanos. Así también ocurrió cuando Moshé informó que el viernes había que
tomar doble porción, debido a que en Shabat el maná no descendería de los
cielos, Datan y Abiram, el sábado por la mañana, fueron muy temprano hacia el
altar y colocaron unas cuantas porciones de maná, tratando de desmentir a Moshé
ante los ojos de Am Israel, pero vinieron unos pájaros que se comieron todo el
maná. Después del pecado de los espías, en una de las oportunidades, Am Israel
empezó a pedirle a Moshé que los devolviera a Egipto. El Midrash nos relata que
el pueblo trató de nombrar a Datán como líder, en vez de Moshé y a Abiram, en
vez de Aharón. Afortunadamente, no pudieron llevarlo a cabo.
Cuando se rebeló Koraj contra
Moshé, inmediatamente se unieron a su rebelión, Datán y Abiram. Ambos salieron
estables, estables en sus ideas, desde el principio hasta el final de sus días.
Desafortunadamente, esa estabilidad era negativa. Si analizamos bien, veremos
que a pesar de su mal comportamiento, desde el principio hasta el final, el
castigo que recibieron no fue tan grave como el de Koraj. Koraj además de haber
sido quemado fue tragado por la tierra. Sin embargo, ellos fueron solamente tragados.
El castigo de los espías también fue muy fuerte, ya que demostraron
inestabilidad en sus acciones. Por un lado, eran hombres muy justos, líderes de
tribus, cargaban el Arca Sagrada, pero por el otro no supieron cómo controlar
sus instintos y cayeron en el pecado, hablaron mal de Israel, se rebelaron,
renegaron de Dios, etc. La persona que es inestable, ante los ojos de Dios, es
más grave que el que es estable negativo. Es por eso que la muerte de Datán y Abiram
fue más ligera que la de Koraj, los espías, etc. Seguro que no es bueno ser estable
para lo negativo, sino para lo positivo, como Moshé, como la tribu de Levy, que
nunca se rebelaron contra Moshé, no hicieron idolatría en Egipto, no participaron
en la fabricación del becerro de oro, no se unieron a la rebelión de los
espías, eran estables en el servicio a Dios. Es por eso que tuvieron el mérito
de ser los únicos servidores de Dios en el Templo. A dios le gusta le estabilidad
y la constancia. Para servir a Dios a plenitud, es cierto que hay que ir
subiendo, pero esa subida debe ser de manera constante, con estabilidad. Cuando
una gallina quiere que su cría salga sana, debe de empollar los huevos
diariamente, si empieza a hacerlo un día sí y un día no, entonces de ahí, no
saldrá nada. Si nosotros queremos cumplir todo a cabalidad, debe ser constantes
en nuestras ideas, no basta con creer en Dios y en su Torá, sino que hay que
estar seguros de esto. Una vez que seamos firmes y estemos estables a nivel de
pensamiento, debemos empezar a ser firmes también con nuestros actos, día tras
día.De tal manera que tendremos el mérito de ser calificados como lo hizo Moshé
con Am Israel, “Atem Nitzavim Lifné Hashem… -Vosotros estáis presentes (firmes)
hoy ante el Eterno…”, para poder disfrutar de su providencia. Amén.
Tomado del libro las alturas de
mi pueblo