Un pequeño acto en este mundo es un gran acto en el mundo venidero.
Cierta vez, un
supervisor de kashrut q trabajaba en una posada ubicada en las montañas de Jerusalén,
se encargaba durante muchos años de organizar el rezo de la tarde buscando a
10 hombres para poder realizarlo. Una tarde, como no habían 10 hombres, si no 9,
tuvo q salir fuera de la posada en busca de un decimo. En el camino se encontró
con un agricultor vestido con pantalón corto (se veía como un judío sencillo),
y le pidió el favor q completara el minian de 10. El agricultor no entendía
este término, pero después de una pequeña explicación que le dio el hombre de
la posada, acepto y lo acompaño. Apenas empezaron entró otro hombre más. Ahora
eran once en total y el sencillo agricultor decidió retirarse a irse a su
trabajo.
Después de
muchos años, el supervisor se había mudado de ciudad y de trabajo. Se fue a
vivir a Bené Berak. Una noche soñó con el agricultor, quien tenía una cara muy
resplandeciente, y este le dijo: "No sabes el favor tan grande que me has
hecho aquel día. Solo por pedirme completar tu minian, la recompensa que me han
dado es inimaginable."
El agricultor
fallecido agregó que por el mérito de esa mitzvá, Hashem le permitió revelarse
al supervisor en el sueño para pedirle que fuera a convencer a su hijo, que era
completamente escéptico, para que le dijera Kadish. El fallecido le dijo en el
sueño exactamente la dirección donde vivía su hijo. Después de un tiempo, el
supervisor pudo convencer al hijo del agricultor fallecido para que fuera a la
sinagoga a decirle Kasdih a su padre.
Imagínense,
simplemente por participar en un minian y completarlo, el premio tan grande que
recibió, al revelarse al supervisor para q le dijera a su hijo que recitara
Kadish en la sinagoga. Vemos que Pequeño
paso en esta vida es un gran avance en el mundo venidero.
(Tomado del
libro "interpretación de sueños" del Rabino Amram Anidjar, pagina
252.)