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    Parshá Tetzavé: El sacerdote interior




    Por Asher Cacua

    “(Dijo D-os a Moshé) debes acercar a tu hermano Aharon a ti, junto con sus hijos, para oficiar a mi (como sacerdotes)”

    HaShem escogió en esta parashá las personas que iban a dirigir el servicio en el templo, estos eran pocos en relación con la totalidad del pueblo, ¿acaso HaShem no quiere que todo el pueblo sirva a él?
    La respuesta obviamente es que si, HaShem quiere que seamos fieles a él y le sirvamos solo a él, pero el servicio sacerdotal era un servicio muy diferente y especifico, y en un contexto completamente diferente. Este servicio implicaba un nivel espiritual muy alto, para poder entrar al kodesh Kodashim donde la presencia divina irradiaba, una persona con “Defectos” o pecados moriría en el instante.

    El grado de manifestación espiritual de la Presencia Divina en el Beit HaMikdash –el Santo Templo de Jerusalén– era de un nivel superior al de la Luz y revelación de Divinidad que irradia en los Mundos, las Dimensiones Espirituales de la Creación; incluso era de mayor calibre que la manifestación Divina en los Mundos Superiores, mucho más espirituales aún. Esto es así porque en los Mundos Superiores irradia tan solo un destello de Di-s, mientras que en el Beit HaMikdash se proyectaba la Esencia, Di-s Mismo, bendito sea.
    De esto precisamente se asombró el Rey Shlomó, al decir a  Di-s: “He aquí que los cielos y los cielos de los cielos no pueden  contenerte, ¿pero esta Casa (en referencia al Santo Templo de  Jerusalén que había construido y estaba inaugurando) sí puede  albergarte”? Su asombro era que los términos “cielos” y “cielos de  los cielos” aluden a Dimensiones Espirituales sumamente excelsas  (cuyos pormenores se explican en la Filosofía Jasídica) y, con  todo, esas altísimas Dimensiones no tienen la capacidad receptiva  para albergar la Esencia de Di-s. Pues entonces, si las Dimensiones  excelsas no Lo pueden albergar, ¿cómo puede una Casa, construida  con elementos materiales, sí ser receptiva a la Esencia Misma del  Infinito, bendito sea?[1]

    Esto es precisamente una labor específica y necesaria pero que no es el propósito de la creación que todos los Israelitas tuvieran este tipo de labor, pues como dice el Rebe “D-os no nos creó para ser ángeles si no seres humanos y vivir una realidad mundana. Solo de esa forma podemos elevar el mundo, perfeccionarlo y llenarlo de conciencia divina.

    Por lo tanto la labor del hombre no es salirse de este mundo material y donde la presencia de Hashem esta tan oculta que por momentos parecemos estar solos en nuestras tribulaciones, pero precisamente al perfeccionarnos y perfeccionar nuestro servicio, es decir, nuestra conducta en este mundo, podemos traer la presencia divina a este mundo, iluminar nuestro mundo, y no estar ansiosos por salir de él, sino todo lo contrario, iluminar nuestro mundo con la divinidad de HaShem en toda nuestra cotidianidad, por eso nuestro pueblo tiene las leyes de comportamiento o Halajot son tan detalladas porque en lo mínimo el judío debe hacer las cosas con la intención de santificar su servicio.  En este aspecto, todos tenemos un sacerdote interior, es decir, esa capacidad de levantarnos cada mañana a vivir un día mas, pero enfocando nuestra cotidianidad en el servicio divino, a  esto se referían los sabios cuando dijeron que nuestro cuerpo es como el templo, es decir en la medida que nos corregimos, la presencia divina que se conecta con nosotros es mayor, tal como sucedía en el Bet Hamikdash o el templo donde ella irradiaba incluso de mayor forma que en los mundos superiores.

    Entendiendo esto vale la pena preguntar y ¿qué pasa con los no judíos? ¿Tienen ellos forma de compararse al Cohen Gadol? ¿Tienen un servicio que Hacer al creador?

    La respuesta es sí, aunque son funciones diferentes, Hashem dispuso una manera en que el no judío puede acercarse a su creador y es precisamente estudiando y cumpliendo los siete mandamientos ordenados a las naciones no judías, que en verdad vienen siendo 7 categorías de las cuales se desprenden una gran cantidad de formas prácticas en la vida del no judío. La Baraita en sanedrín dice:

    Rabí Meir decía: ¿De dónde sabemos que incluso un no-Judío que profundiza en el estudio de la Torá es como un Kohen Gadol [sumo sacerdote]? Porque está escrito: "... que Adám, un hombre, deberá mantenerlos y vivir a través de ellos."   El versículo no dice que un Kohen, Levi, o Israel, deberán hacer y vivir a través de ella, sino más bien "un hombre." 
    La respuesta que trae la guemará es que: Allí, en la Braita (Anterior), el Rabino Meir se está refiriendo a un no-Judio que estudia sus siete mitzvot[2].

    En esta baraita los sabios discutían sobre el estudio del Torá de un no judío, a pesar que hay Diferentes opiniones, y muchos sabios concluyen que “Ahondar en la Torá” para un no judío es permitido solo cuando tiene que ver con las leyes que son de su cumplimiento pero no más allá de eso. Igual que al judío que no era cohen tenía prohibido entrar y usurpar el lugar del Sumo sacerdote. Entendemos así que Hashem pone Barreras que no se pueden sobrepasar pero cada uno puede acercarse al Él dentro de sus reglas instruyendo a su “Sacerdote” interior, es decir a la chispa divina que Hashem insuflo dentro de sí a la cual llamamos alma, la cual desea apegarse a su creador haciendo lo que el ordeno para ella si es judío, o lo que ordenó para ella siendo no judía.
    Quiera el cielo que cada persona empiece a reconocer su rol en este mundo y llegar así a una corrección espiritual. Shabat Shalom




    [1] Likutei Sijot  Volumen I, págs. 172-175. Traducción, edición y lectura final: Sijot en Español
    [2] Talmud Sanedrín 59a

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