Header Ads

ad728
  • Breaking News

    Recent Posts: Label / Tag Ex:

    PARASHÁ VAIJÍ: LA ALEGRÍA




    Existe una sola cosa que todo el mundo busca diariamente. Jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, todos buscan estar alegres. Sin embargo, hay días en los que no estamos alegres, ¿por qué? El motivo es muy sencillo. A veces, por detalles insignificantes de la vida estamos perdiendo nuestra alegría. Bien sea porque perdimos un poco de dinero, o porque nos duele algún miembro del cuerpo, ya no estamos dispuestos o no podemos sonreír y nos ponemos tristes. En nuestra Parashá nos daremos cuenta de que la alegría es tan importante, que no merece la pena perderla por tonterías o por pequeñas discusiones. Generalmente, cuando la persona está contenta, siente cómo Dios está con él, y él está con Dios. La mejor prueba la vemos con Yaakov Abinu, quien estuvo triste durante los 22 años que desapareció su hijo Yosef. Durante esos 22 años el Ruaj Hakodesh (Inspiración Divina) se apartó de él. Solamente cuando se le dijo que su hijo Yosef estaba vivo, le volvió la alegría y por ende esa inspiración divina también volvió. “Vatejí Ruaj Yaakov – Y revivió el espíritu de Yaakov” explica el Midrash Hagadol (47:27), que le volvió la profecía a sus ojos. Y así también viene explicado en ( ), el motivo principal por el que la profecía en Yaakov había sido interrumpida, por segunda vez, al llegar a Egipto, le ocurrió porque se entristeció nuevamente al ver cómo su descendencia se perdía entre los egipcios, se asimilaban y sufrían mucho como esclavos. Cuando Yaakov estaba triste, inmediatamente, Dios se apartaba de él y no le mandaba más señales, ni le revelaba lo oculto, y le retiraba el don de la profecía. Por eso, nuestros profetas iban caminando con música. “Vehayá Kenagán Hamenaguén Vatihyé Alav Coaj Hashem – Y estaba tocando sus instrumentos y estuvo la fuerza de Dios con él”.

    Está escrito en el tratado de Pesajim (113a) del Talmud, que el rey David, antes de sentarse a escribir los salmos, se ponía a tocar su arpa, esperando que la inspiración divina llegase a él. Ese es el motivo por el que está escrito en los Salmos, “Mizmor LeDavid – Canción para David”, Le David Mizmor – Para David esta Canción, o a veces Lamenatzeaj Binguinot – Al que triunfa con melodías”. Todos estos comienzos de salmos nos indican que eran momentos en que David tenía que despertar la alegría en él, a través de una canción o alguna melodía. De esta manera se inspiraba lo suficiente y escribía los salmos. Sin embargo, cuando no requería de algún instrumento musical para despertar esa alegría interna, escribía sus salmos sin ninguna introducción: “Tefilá LeDavid – Oración de David”. Pero en aquellos días en que, verdaderamente, se encontraba muy triste, escribía otra introducción al salmo: “Lamenatzeaj Mizmor LeDavid – Al que triunfa, canción para David”. Porque cuando la persona esta alegre entonces Dios está con él. 

    Una vez le preguntaron al Rabino Itzjak Luria (Arizal), ¿cómo hizo para llegar a descubrir secretos cabalísticos tan profundos? Uno de los motivos era por la alegría que le daba al estudiar Torá, al estudiar el Zohar y por la alegría que experimentaba al hacer cada mitzvá en el día. Por eso está escrito en el tratado de Shabat (30b) del Talmud, que Rabbá contaba alguna anécdota graciosa a sus alumnos antes de empezar la clase de Torá, y explica Rashí que el motivo era para abrir los corazones de sus alumnos y que entendieran con facilidad la Torá. Cualquier mensaje, bien sea a través de una profecía, una voz que baje de los cielos o, inclusive, a través de un sueño bueno, la condición para recibirlo es estar alegre. Además está escrito en el tratado de Shabat (30b), que cuando la persona se va a dormir con alegría en el corazón, tendrá un buen sueño. Rashí explica lo que significa un buen sueño: Un buen sueño no es cuando soñamos que somos millonarios o algo por el estilo, sino que un buen sueño es cuando recibimos mensajes de los cielos. Vemos de todo esto que la única manera de estar apegados a Dios y que Dios esté apegado a nosotros, es a través de la alegría, pero no una alegría obtenida por un whisky o una cerveza, sino una alegría espiritual interna y profunda.  En el momento en que nos comunicamos con Dios, en la Tefilá, es cuando se necesita mucha alegría por parte nuestra. Tal y como dice el tratado de del Talmud, la persona no puede parase a rezar si no está contento. Esto lo podemos ver reflejado en nuestra Parashá, cuando Yaakov quería bendecir a los hijos de Yosef, “Kaj Na Elai Vabarejem – Tráelos, por favor, hacia mí y los bendeciré” (Génesis 48:9). Al final no los pudo bendecir, ya que Yosef se los sacó de sus rodillas, y después fue que los trajo de nuevo para que fueran bendecidos por Yaakov. Seguramente todos se preguntan, ¿por qué? ¿Qué pasó en ese momento que los apartó de Yaakov? Si analizamos los midrashim, veremos que en ese momento ocurrió algo muy curioso. En Rashí y en el Midrash Piska Rabtai (Otzar Hamidrashim 423) dice: Cuando Yaakov quiso bendecirlos vio por inspiración divina que en el futuro saldrían de esos hijos de Yosef, dos personas no muy gratas para Yaakov, como fueron Yerobam Ben Nabat y Yahu Ben Nashmi. Por eso Yosef los apartó de Yaakov, quien se entristeció en ese momento. Pero antes de traerle a sus hijos de vuelta para que fueran bendecidos, Yosef le dijo a Yaakov que por qué se fijaba en los descendientes idólatras y que mejor fuera que se fijara en Yehoshúa Bin Nun quien sería el líder de Am Israel después de la muerte de Moshé Rabenu, y justo en ese momento se alegró de nuevo y pudo bendecir a los hijos de Yosef. Por eso nuestros sabios cuando estructuraron el orden del rezo, pusieron, previo a la Amidá, salmos que alaban a Dios y alegran a la persona, e inclusive la canción que entonaron Benei Israel en la división de las aguas del Mar Muerto, pues no se puede llegar frente a Dios con tristeza, sino que cuando digamos su nombre con alegría es seguro que nuestras plegarias se recibirán. El único nexo existente que nos permite estar unidos a Dios y Dios a nosotros, es la alegría. En el ámbito espiritual nos ayuda la alegría, pero también nos ayuda en el ámbito material. Incluso, existen personas que curan a otras con terapias de risas.

    Esto lo vemos en nuestra Parashá cuando Yosef fue llamado a donde su padre, quien estaba a punto de morir y le prometió que lo enterraría en la tierra de Israel junto a su esposa y a sus antepasados. En ese momento, Yaakov se alegró y empezó a sentir una mejoría y, de hecho, pudo vivir muchos años más, después de la alegre promesa que recibió de su hijo Yosef. El Gaón de Vilna decía, incluso, que aunque le venga a la persona una epidemia, la alegría eliminará esa enfermedad. También el éxito económico de la persona depende de su alegría. Así viene escrito en el Pirké Avot: ¿Quién es rico? El que se alegra… ¿Qué tiene que ver la alegría con la riqueza? Lo entenderemos con una historia. Había una vez un pobre que estaba todo el día triste por ser pobre. Incluso que era un empleado de una tienda, seguía estando triste, provocándole esto que su trabajo disminuyera en calidad y en cantidad. El jefe cuando vio esa actitud, decidió bajarle el sueldo. Cuando vio que le bajaron el sueldo se puso más triste aún y por estar más triste, menos ganas de trabajar tenía, y el jefe más le bajaba el sueldo, y así sucesivamente. Un buen día, vino a la tienda un hombre rico que le regaló una moneda de oro y le dijo que no la utilizara ahora, sino en situaciones de extrema necesidad. Este pobre y su esposa se alegraron muchísimo, y ambos empezaron a trabajar con alegría. Como trabajaba con alegría le empezaron a subir el sueldo, cada vez más, hasta que él también se hizo millonario.

    Un día, sacó delante de toda la familia esa moneda de oro y dijo que por el mérito de esa moneda se hizo millonario. Uno de los familiares tomó esa moneda y se dio cuenta de que en verdad no era de oro, sino que era un pedazo de hierro cubierto de un color dorado. Al girar la moneda, vio que estaba escrito: “¿Quién es rico? El que se alegra…” Por eso, ahora que nosotros sabemos que nuestro éxito espiritual y económico, nuestra salud, nuestra vida, depende de la alegría, no podemos permitirnos que por insignificantes detalles o discusiones pequeñas, nuestra alegría se pierda. En especial el día de Shabat, que es el día que más estamos cerca de Dios, debemos sentarnos a la mesa, cantar y disfrutar cada momento, porque esos momentos son la gasolina para el resto de la semana. “Que sea la voluntad de Dios que estemos siempre alegres y será cuando su bendición vendrá a nosotros con abundancia. Amén”.

    Extraído del libro Las alturas de mi pueblo

    Post Top Ad

    3/Conversos/feat-tab