PARASHAT NOAJ: Cómo contrarrestar los Diluvios que acechan a diario a la persona
1. En Torá Or,
Sección Nóaj, se explica que el Diluvio no fue sólo un castigo sino también un
acto Divino de purificación – el Diluvio purificó el mundo que antes de éste se
encontraba en un estado de impureza. Es por eso que duró 40 días, en
correspondencia con los 40 seá de agua que contiene una mikvé, razón por la
cual es llamado méi Nóaj –las aguas de Nóaj–, en arameo: naijá derujá5 – placer
del espíritu–.
Asimismo, en Torá Or se explica con sumo detalle la misma idea también en
relación a las preocupaciones y turbaciones de
la persona vinculadas a la obtención del sustento necesario para vivir,
preocupaciones y turbaciones que son llamadas maím rabím
–aguas turbulentas, éstas, explica el Alter Rebe en Torá Or, lavan los
aspectos indeseados del hombre, eliminándolos, y provocan de ese modo un efecto de pureza y naijá derujá
–placer del Espíritu Divino–.
2. La
explicación de la relación entre los tres temas mencionados:
1) Las preocupaciones
por el sustento
2) el Diluvio
3) la mikvé
Es la siguiente:
El sentido profundo de la inmersión en la mikvé es generar en la persona
que se sumerge en ella bitul –auto-anulación del propio Yo interior, el ego–, conforme lo escrito por
Maimónides: “Que la persona se sumerja en las aguas del conocimiento puro”. Es
por ello que la mikvé requiere de 40 seá de agua, por ser la cantidad mínima
necesaria para cubrir el cuerpo de la persona por entero. Asimismo, las letras
hebreas de la palabra tebilá –inmersión– son las mismas que las de la palabra
habitul –la auto-anulación–. Esto significa que el bitul, la auto-anulación que
logra la persona con el despojarse de su propio Yo interior desapareciendo
debajo de las aguas de la tebilá, provoca en la persona una elevación
espiritual volviéndolo un receptor apto para la santidad11.
En efecto, ésta es también la verdadera intención de que Di-s proporcione
al hombre preocupaciones por
su manutención. A pesar de que éstas transitoriamente lo
molestan y confunden, logran sin embargo que por su intermedio la persona se
quiebre por dentro y salga de su propio Yo interior. Y por medio de este
proceso interno, y sólo así (librándose de su ego) se vuelve un “recipiente”
apto para la santidad.
3. Ahora bien,
como la verdadera intención Divina al imponer sobre el hombre situaciones que
le generan preocupación no es la de castigarlo, Di-s libre, sino más bien la de
limpiarlo y purificarlo de todos sus aspectos espirituales indeseados, resulta
obvio que esto puede lograrse incluso en un único instante, si la persona capta
en ese único instante el genuino propósito subyacente a su situación
preocupante, que es sólo para que él se libere de su propio ego, y logra en su
ser interior el cambio, la auto-anulación del propio Yo, que estos
acontecimientos pretenden lograr en él – con esta visión profunda de la
realidad, con apenas un poco de dificultad y tribulación la persona “cumple”
con el pretendido propósito de ese trance, liberándose a sí misma de éste, y ya
puede gozar sólo de naijá – placer– tanto material como espiritual.
(De la Sijá de Shabat Parshat Bereshít 5713 [1952])
Cortesía Sijot en español