PARASHÁ REE: Seamos puros
Debemos saber que en la Torá, todo tema está relacionado con el anterior. Cada Parashá está relacionada con la anterior. La Torá es como una cadena, cada eslabón está relacionado con el anterior, existe en toda ley de la Torá, un nexo con la próxima ley. Por esto dijo el rey David: “Semujim Laad Leolam - Pegadas por siempre, eternamente”.
En nuestra Parashá se explica el
tema de la tzedaká, es una mitzvá muy especial y muy preciada. Previa a esta
ley, está escrito las leyes concernientes a la pureza e impureza de los
animales, cuáles se pueden consumir y cuáles no. La relación entre ambas leyes
es muy impresionante, vamos a analizarla, a continuación.
¿Cuál es la diferencia entre los
animales puros e impuros? Los animales impuros, generalmente viven a expensas
de los demás animales, los matan para subsistir, es por eso que la Torá los prohibió.
Además que esos animales cuando están comiendo a su presa, pelean con sus compañeros,
pensando que se quieren robar su porción de comida. Son animales muy crueles. A
diferencia de los animales puros, Kasher, que no reúnen ninguna de esas cualidades.
Estos conceptos son muy importantes para nosotros, aplicarlos antes de que
demos tzedaká. Es por eso que estas dos leyes, tzedaká y animales Kasher, están
unidas en la cronología de la Torá. Primero, porque nosotros no podemos vivir a
cuenta de los demás en sus negocios. Es decir, no podemos robarles, ni destruirles
el negocio a los demás para enriquecernos a nosotros mismos. No podemos
mentirles a las personas para que nos entren unos cuantos dólares en el
bolsillo, sino que debemos saber, que cada uno tiene su cuota de manutención
predestinada, sin necesidad de “asesinar” al otro. Más bien, el comportamiento
debería ser al revés, en vez de hundir al prójimo, deberíamos ayudarlo para que
también prospere.
La ley de la naturaleza, el más
fuerte sobrevive, en este caso no funciona. Con la Tzedaká, la Torá impuso que
el más fuerte (el hombre rico) debe ayudar al más débil (al pobre). No podemos
ser impuros, como aquellos animales salvajes.
Otro aspecto que diferencia a estos animales, está en la forma en que comen. Los animales, impuros, salvajes, comen peleando con los otros. Sin embargo, los animales puros comen el pasto de los campos, en silencio, sin pelear con nada. En la vida del ser humano, hay que entender que nadie toca lo que le pertenece al otro, nadie puede sustraer ningún bien nuestro, si Dios consideró que nos lo merecíamos. Por eso, en vez de cuidar los bolsillos, los verdes, no debemos temer, debemos darle al otro para que también disfrute de la vida, a través de una caridad u ofreciéndole un empleo, para que crezca junto a nosotros. No es lógico que peleemos por comer, no podemos ser salvajes, la mejor forma es invitando huéspedes a casa para que coman de nuestra mesa.
Mucho menos, podemos ser crueles,
si vemos a un pobre que está hambriento por un pan, no podemos cerrar un ojo y
dejarlo con hambre. Por el contrario, debemos ser piadosos con él, entender su sufrimiento
para brindarle nuestra ayuda y satisfacer sus necesidades. Es por esto que dos
son las señales de Kashrut en los animales, pezuña partida y rumiante. Nuestros
sabios dijeron que estas son también las señales de un hombre que reparte mucha
tzedaká, entrega panes como las pezuñas, partidas. Parte el pan y lo regala. Y
con respecto a lo de rumiante, dijeron nuestro sabios que ese es el nombre de
una moneda, es decir que el rico da de sus monedas al pobre para subirlo de
status. Convirtiéndose así en un hombre puro y Kasher, pero si no lo hace, Dios
no quiera, se convierte en lo contrario.
Esta unión que encontramos entre
estas dos leyes en la Torá, nos da a entender también, la forma cómo debe ser
dada la tzedaká a un pobre. La primera señal de pureza de un animal la
encontramos en la boca, rumiante, y la segunda señal la encontramos en las
manos, pezuña partida. Cuando la persona posee ambas cualidades de pureza, se
le considera Kasher. En la tzedaká, la boca y las manos deben estar unidas como
lo explica el Ben Ish Jai. Existe una diferencia entre promesa y donativo.
Donativo es algo que se da, al instante, sin demora, pero promesa es algo que
toma su tiempo en hacerse efectivo. Por ejemplo, una persona que se encontraba
en la sinagoga un sábado, o en Yom Kipur y prometió donar X cantidad de dinero,
pasan tres semanas, hasta que el tesorero se lo recuerda, para que éste cancele
su deuda pendiente. Sin embargo, donativo es alguien que se presenta con el dinero en la
mano y lo otorga a la sinagoga o la institución X. A veces, la boca y las manos
no están en sintonía, prometemos ciertas sumas de dinero a las instituciones y
cuando llega el momento de hacerlas efectivas, nos cuesta mucho esfuerzo. La boca
se distanció de las manos. Por eso, dice el Ben Ish Jai que no es bueno
prometer, sino donar. Donar una cantidad e inmediatamente cancelar, para que
así la boca y la mano actúen simultáneamente. También aprendemos que en el
momento de darle a un pobre, hay que darle el dinero sonriendo. Si le damos
dinero, pero con una cara de agonía y sufrimiento, estropeamos la acción. Al
igual que si lo abrazamos, le sonreímos, le besamos pero no le damos dinero,
entonces morirá de hambre. Debemos darle con nuestra boca una sonrisa y con
nuestras manos, dinero. Además, se aprende algo que leí en el libro Ituré Torá.
Una vez dos judíos pobres llegaron a una gran ciudad. El tesorero de la comunidad
judía de esa localidad se encargó de ubicarlos, a estos dos pobres, en casas de
familias a pasar el Shabat. El anfitrión de la primera casa, era una persona
que no comía mucho, lo único que hacía era ofrecerle mucha comida a su huésped,
pero éste ante la vergüenza que el anfitrión no comía, entonces no comía él tampoco.
Sin embargo el otro anfitrión, comía demasiado, tanto es así que ni siquiera le
ofrecía a su huésped, y éste ante la vergüenza de servirse solo, no comía él
tampoco. Así ocurrió el viernes en la noche y sábado al mediodía, pero cuando
llegó el momento de Seudá Shlishit (merienda), en la sinagoga del rabino Meir,
principal de esa ciudad, comieron hasta saciarse.
El rabino se fijó en la forma de
comer de estos dos hombres y entendió lo que había ocurrido, se levantó y dio
un shiur acerca de los animales puros y sus señales, e insinuó que de igual que
se necesita ser rumiante y pezuña partida para ser un animal Kasher, así
también se necesita la boca para comer y las manos para servir a los huéspedes
para ser un buen anfitrión Kasher. Si se come solamente y no usamos nuestras
manos para servir, o si servimos todo el tiempo, pero no comemos, no hicimos
bien, hay que tener las dos señales de Kashrut, hay que comer y servir al pobre,
para que se sienta a gusto y cumplamos la mitzvá de una manera Kasher.
Hemos aprendido aspectos de los
animales puros y hemos aprendido a no ser como los impuros. Que sea la voluntad
de Dios que nos ayude siempre a cumplir con la mitzvá de tzedaká, ayudar al
prójimo, y así se cumplirá lo que está escrito en la Torá: “Si le dais vida al
otro, entonces Yo os daré vida a vosotros también. Si mantenéis a vuestro amigo
con un sueldo, entonces Yo os mandaré vuestro sueldo también. Si se lo dais con
abundancia, con alegría, de buena manera, así Yo se os daré a vosotros”. Amén
Tomado de las alturas de mi pueblo.
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