PARASHÁ JUKAT: El mérito de Miriam
Por Asher Cacua
B”H esta semana leemos la Parashá
Jukat. En esta parasha Hashem le da al pueblo las órdenes respectivas a la vaca
Roja1, cuyas cenizas permitían que aquellos que habían adquirido la
impureza por tocar cadáver alguno, pudieran nuevamente recuperar su estado de
pureza. También en esta Parashá encontramos la muerte de Miriam y de Aharón,
Dos grandes personas justas ante Hashem, también encontramos el episodio del agua que brota de la piedra etc. Sin
embargo me gustaría enfocarme en analizar un poco mas sobre esta Mujer
Tzadeket (Justa) que estuvo todo el tiempo enseñando a las mujeres del pueblo
de la misma forma que Moshé lo hacía con los hombres.
Miriam es considerada una de las
7 profetisas de Israel y así lo explica También el tratado de Meguilá y sin
embargo erró al hablar de su hermano en el episodio de la mujer Kushita, de aquí
aprendemos también que Hashem solo le muestra al profeta lo que debe saber, no
significa que el profeta pueda saberlo todo. Pero en verdad en el tratado de
Meguilá nos explican que Miriam era una profetisa desde que tenía 6 años, antes
que Moshé Naciera, de hecho ella le anunció a su padre Amram el nacimiento de
Moshé, Le dijo que iba a nacer en su casa un niño muy especial que iba a traer
luz al pueblo, cuando Moshé Nació todo en la casa se “Iluminó” y su padre le
acarició la cabeza a Miriam en señal de que no se había equivocado y su profecía
fue verdadera. Tiempo después llegó el decreto de Faraón sobre los varones recién
nacidos y en ese momento Amram le golpeo
suavemente la cabeza a su hija Miriam como diciendo que después de todo su profecía
no había sido verdadera pues ahora tocaba arrojar al niño al rio. Cuenta este tratado
en el talmud que esa fue una de las razones por la que Miriam se quedo a lo
lejos a ver qué pasaba con la canasta donde iba su hermano, ¿Era realmente
cierto que esta profecía que ella había tenido no era cierta? Hasta que vio que
la hija de faraón rescató a Moshé de las aguas y ella se regresó contenta a su
casa, porque su hermano que tanto amaba y que tenía una función especial en
este mundo no iba a morir después de todo.
Este relato nos hace pensar varias
cosas, la primera es que el amor que sentía su hermana por Moshé era muy grande
y siempre buscó protegerlo e incluso cuando hizo el comentario sobre la mujer
kushita, que lo hizo con amor y preocupada una vez más por su hermano, recibió
lepra como consecuencia…aprendemos aquí que aun cuando nuestras intenciones son
buenas debemos evitar hablar de nuestro prójimo. Por otro lado también vemos la
grandeza de esta mujer y su rol en el pueblo de Israel. Pero esto no es todo,
en esta Parashá, La narración de la
muerte de Miriam sigue a las leyes de la para Adumá (a pesar de que su
fallecimiento ocurrió en el cuadragésimo año en el desierto, mientras la para
adumá fue quemada en el segundo año). La Tora yuxtapuso estos dos eventos para
enseñar que la muerte de un tzadik logra expiación para Kelal Israel, así como
lo hacen las aguas de la para adumá. Y también Tan pronto como Miriam
falleció, Hashem provocó que el Manantial de Miriam desapareciera
temporariamente, para que: Benei Israel se dieran cuenta que su manantial de
agua había sido dado en el mérito de Miriam. Así apreciando su grandeza, ellos
harían duelo por esta tzadeket en una manera apropiada2.
Por eso en el pasuk siguiente a
la muerte de Miriam dice “Mas no había agua para la asamblea y ellos se congregaron
contra Moshé y Aharon” (Numeros 20;2), sin embargo el pueblo se quejó, esto
demuestra una actitud no tan buena, donde en vez de mirar las cosas con “buen
ojo” y agradecer por los méritos de Miriam los cuales le abastecieron de agua
por mucho tiempo, pero solo se enfocaron en si mismos y en sus carencias. Claro
que estar sin agua en un desierto es tema de preocupación y de aflicción, sin
embargo la aflicción que debía darse en el momento era por la muerte de Miriam.
Teniendo en cuenta este episodio
de las aguas que fluían por el mérito de una persona justa y Como siempre en
cada Parashá trato de sacar una enseñanza practica para mi vida y también para
todos ustedes, y es que debemos valorar
cada cosa que tenemos, mirar con buen ojo las cosas porque muchas veces las
estamos recibiendo por el merito de otro y no por el nuestro propio, de hecho
los sabios enseñan que no podemos pedirle a Hashem por nuestro méritos, porque
nosotros podemos pensar que tenemos méritos cuando realmente no los tenemos y
puede ser peor, por eso en nuestra Tefiláh Diaria (Rezo) pedimos por los
méritos de nuestros patriarcas, Abraham Yitzjak y Yackov. Es por esto que es
mejor siempre ser agradecido con los que recibimos todos los días y no esperar
que Hashem no los quite para que a través de la aflicción podamos ser
agradecidos.