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    PARASHÁ BESHALAJ: La Grandeza Del Cántico


    Este Shabat se conoce como Shabat Shirá (de la canción), ya que en esta Parashá se lee la canción que entonó Am Israel en el momento en que iba atravesando el mar Rojo. En todas las sinagogas del mundo se canta más y se está muy alegre en este Shabat. Por eso pensé dedicar estas líneas para explicarles la grandeza que hay escondida en las canciones, que de seguro que cuando se las explique, nos pasaremos la vida cantando desde lo más profundo de nuestros corazones, especialmente en la mesa de Shabat. Hay dos objetivos en la canción.
    El primer objetivo es elevarse y llegar a conseguir un nivel alto de espiritualidad. El segundo objetivo es que, una vez que nos encontremos en ese nivel de espiritualidad, cantemos y agradezcamos a Dios. Todos los profetas se tuvieron que ayudar con instrumentos musicales para alegrase, elevarse y llegar a conectarse con Dios. El mismo rey David se levantaba a media noche con la música que emitían sus campanitas al soplar el viento del norte en ellas. Se sentaba junto a su arpa y escribía los salmos, inspirado con la música y el cántico. Si despertamos a nuestros niños con músicas sanas, veremos cómo se levantan con una luz en su cara, con alegría y entusiasmo para todo. Pero si los levantamos con gritos veremos que se levantan con una cara de Tishá BeAv (desganados). La canción eleva el ánimo de la persona.

     Tal y como dice el autor del libro Tanya, el rezo se dice con la boca, la canción se dice con el corazón. Entonces, hemos aprendido hasta ahora dos cosas, que la canción eleva a la persona y la ayuda a estar en constante conexión con Dios. En Shabat todos nosotros recibimos un paquete de bendiciones, que está compuesto de varias cosas. Es sabido que Dios cuando creó a los peces y a las aves, los bendijo. “Vayibarej Otam Elokim Lemor Pru Urbú Umeló Et Hamayim Bayamim Vehaof Yireb Baaretz – Los bendijo Dios para que llegaran a multiplicarse y a llenar los mares y las aves llenarán la tierra” (Bereshit 1:22). Y así, cuando Dios creó al hombre y a su esposa, los bendijo. Lo mismo hizo con el Shabat “Vayibarej Elokim et Yom Hashebii – Y Dios bendijo al séptimo día” (Bereshit 2:3). Por eso nosotros, en la noche de Shabat, unimos todas estas bendiciones, comemos pescado y aves, se junta el hombre con su mujer, para así recibir en ese día todas las bendiciones juntas. De igual manera que el profeta se eleva con canciones e instrumentos y recibe una mejor claridad en sus profecías, así también nosotros cuando cantamos en la mesa de Shabat recibimos una mayor cantidad y calidad de bendiciones en ese día. Y no solamente eso, sino que todo esto es mucho más profundo. Como es sabido, la Shirát Hayam (Canción del Mar), fue entonada primeramente por Moshé quien pertenecía a la tribu de Levy. Los levitas, en la época del Templo sagrado, estaban encargados de las canciones; ellos eran los que ponían la alegría en el Templo a través de sus instrumentos y sus canciones. El Zohar explica que, paralelamente a las actividades que se realizaban en el Bet Hamikdash en la tierra, se realizaban en el Bet Hamikdash de los cielos, las mismas actividades. Cuando los levitas entonaban sus cantos, entonces los ángeles también empezaban a entonar sus cantos y ambas voces cuando llegaban a los oídos de Dios. Le causaban mucho placer y satisfacción.

    En nuestros tiempos no tenemos Bet Hamikdash, no tenemos a los Cohén que sirvan a Dios, ni a los levitas con sus cánticos, no tenemos sacrificios, ni el agua que se vertía en el altar, pero está escrito en el tratado del Talmud, que la casa de la persona es como un pequeño santuario, ya que su mesa es como el altar, los comensales son como los Cohén y los Levy, el vino del kidush es como el agua que se vertía en el altar, las velas de Shabat son como la Menorá, el pan es como el Lejem Hapanim, la comida es como los sacrificios que se ofrecían, y las palabras de Torá son como el arca sagrada. Pero ¿dónde están las canciones de los levitas, que se unían con las de los ángeles y alegraban tanto a Dios? Esas son las canciones que recitamos alrededor de la mesa de Shabat, y de ahí la importancia que ellas tienen. Tienen la fuerza de elevarnos hasta Dios, recibir la luz del Shabat y todo el paquete de bendiciones. También son las que completan el santuario privado, ya que permiten que los ángeles se unan a ellas. Además tienen la de grandeza que podemos agradecer a Dios por ese mérito tan grande que nos ha dado de ser participes del gozo que nos otorga cada Shabat. Por esto, cada judío debe esforzarse, en cantar por lo menos una canción en la mesa de Shabat, con toda su familia, lleno de alegría, para elevarse y recibir de Dios el paquete de sus bendiciones y completar su santuario. “Que sea la voluntad de Dios que por el mérito de las canciones y la alegría del Shabat, nos devuelva el Templo Sagrado con su Cohén Hagadol y sus Levitas. Amén.”

    Tomado de las alturas de mi pueblo

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