PARASHÁ VAERÁ: Reconozcamos el bien
En todas estas parashiot vemos las diferencias existentes entre el pueblo
egipcio y Am Israel. Los egipcios y el Faraón se caracterizaron por ser
desagradecidos, ya que se olvidaron de los favores hechos por Yosef cuando
interpretó los sueños del Faraón, lo que les proporcionó riquezas, salvación en
los años de sequía, prosperidad y muchas cosas más. Tal y como la Torá nos lo
dice “Vayakom Melej Jadash Asher Lo Yadá Et Yosef – Y se levantó un nuevo rey,
quien no reconoció a Yosef”, lo que significa que no quiso reconocer el bien
hecho por Yosef y agradecer a su pueblo. Cuando llegaron Yaakov y sus hijos a
Egipto la sequía cesó, y en vez de ser de siete años, fue de dos años. Ellos
trajeron la bendición a Egipto, y por sus méritos la maldición que había caído sobre
Egipto había sido eliminada. En vez de agradecerles por eso, los esclavizaron
duramente. Por otro lado, veamos la diferencia entre el Faraón y Moshé. Moshé
no quiso golpear al río Nilo para que se convirtiera en un río de sangre, sino
que delega en Aharón, para que lo haga. El motivo era porque Moshé le estaba
agradecido ya que el río lo había salvado de la muerte, cuando estaba recién
nacido, por decreto del Faraón. De igual manera, en la tercera plaga de los
piojos, pidió a Aharon que golpeara la tierra para que así salieran los piojos.
El motivo era porque el polvo de la tierra había ayudado a Moshé a enterrar al
egipcio que había matado y, por lo tanto, no podía pegarle. (Bereshit Rabá 9 y
10). La pregunta es, ¿acaso el agua y la tierra sienten cuando les pegan?
Seguro que no sienten, pero esto lo hacía Moshé para acostumbrarse a ser
siempre agradecido con todos, con los minerales, con los animales y con las
personas, pues si se es agradecido con los minerales, también se es con los
animales y cuanto más con las personas. El Midrash (Shemot Rabá 4:2) nos relata
que Dios le dijo a Moshé que fuera a Egipto a liberar a su pueblo de la
esclavitud. Moshé le respondió a Dios que no podía aceptar esa misión si su suegro
no le daba permiso, ya que Yitró le había proporcionado su casa, comida,
vestimenta, etc., y hasta que él no le diera permiso,no podía salir de allí. Vemos
aquí, cómo Moshe siempre se preocupaba por ser agradecido con todos. Am Israel
también tiene esa cualidad, y agradecía a los egipcios a pesar del daño que le
causó, a diferencia de los egipcios que agradecieron los favores que les
hicieron los judíos, con torturas, esclavitud y sufrimientos. Esto lo vemos en
la Torá cuando nos dice: “Lo Tetaeb Mitzri Ki Guer Haita BeArtzó – No
despreciarás a un Egipcio, porque fuiste residente en su Tierra”. A pesar de
que nos hicieron sus esclavos, nos dieron sufrimientos e incluso nos mataron,
nunca debemos olvidar que, cuando estuvimos hambrientos y sin techo, ellos nos
abrieron sus puertas, nos dieron tierras, comidas y honores. Por otro lado,
vemos que Am Israel tuvo muchas oportunidades de vengarse de los egipcios. En
la plaga de la sangre, todos los egipcios estaban sedientos y los judíos, en
vez de dejarlos morir deshidratados, les daban de beber agua cuantas veces
quisieran. Después, durante la plaga de las bestias salvajes, los mismos hombres
y mujeres que ahogaron a los hijos de las hebreas en el río Nilo, vinieron a
pedir que salvaran a sus hijos que estaban en peligro de muerte y las mujeres
de Israel aceptaron salvar a los niños egipcios, a pesar del daño tan grande
que les habían provocado. También al desatarse la plaga del granizo, el ganado
de los egipcios estaba siendo acabado y el ganado de los hebreos quedaba intacto.
Los egipcios vendieron sus ganados temporalmente a los hebreos para evitar que
fueran dañados, y así fue que parte del ganado de los egipcios se salvó, a
pesar del daño que estos les habían causado. ¡Qué diferencia tan grande entre
los hebreos y los egipcios! Posteriormente, en la plaga de la oscuridad, que
era una oportunidad única en la que los hebreos podían tomar lo que ellos quisieran
de los egipcios, ya que solamente ellos tenían luz y no los demás, no tomaron
nada que no le perteneciera. En la Havdalá decimos: Bendito Tú Dios… quien
diferencia entre Israel y los pueblos. Am Israel siempre se ha caracterizado por
ser bien agradecido con quien sea y cuando sea, incluso con aquellos que le
hicieron daño, Am Israel siempre demostró agradecimiento a los demás. Desde
luego que con aquellas personas que solamente le hicieron bien, reconoció sus
bondades y les agradeció. Nosotros debemos seguir esos pasos y agradecer por
siempre a nuestros padres por todo el bien que nos han dado desde los primeros
minutos de nuestras vidas, con los familiares que siempre están a nuestro lado
en los momentos de necesidad, con los amigos que también nos ayudan, etc. Si
hacemos esto con personas de carne y hueso, cuanto más debemos hacerlo con
Dios, quien nos está ayudando segundo tras segundo, quien nos ha dotado de
vida, salud, fuerza, inteligencia, hijos, esposa, esposo, suegra, y nos saca
siempre hacia la luz. ¡Cuánto le debemos! Para entender mejor esto,
imaginémonos a un pobre que viene a pedirnos una ayuda y apenas se la damos nos
da una cachetada. Al día siguiente, viene otra vez el pobre y nos pide una
ayuda, se la damos un poco asustados y nos da una patada. Seguramente nunca más
le volveremos a dar algo. Nosotros también le pedimos a Dios salud y después
que nos manda salud, comemos no Kasher, una cachetada. El día siguiente le
pedimos a Dios que nos ayude en nuestros negocios, nos empieza a ayudar e
irrespetamos el Shabat, una patada. Al día siguiente volvemos a pedirle… ¿Dónde
está ese agradecimiento a Dios, quien es el Rey de los reyes, por todas las
bondades que nos hace y por todo lo bueno que nos da? Para terminar les voy a
dar un ejemplo. Si invitamos a un amigo a la casa y este amigo trae una caja de
24 bombones. Supongamos que abrimos la
caja para probarlos y este amigo nos pide un bombón, ¿acaso no se lo vamos a
dar?; seguro que sí. Pero si nos pide dos o tres ¿se los vamos a dar?; seguro
que también se los vamos a dar. Entonces, si Dios nos regala una caja de 24
horas diarias, y nos pide que le regalemos dos o tres horas para rezar, estudiar,
decir Salmos, cada uno en su nivel, ¿acaso se lo vamos a negar? Hablando de
invitados, una vez un amigo invitó a otro para que fuera a cenar a su casa. El
invitado le preguntó: ¿dónde vives? El amigo le dijo: En la calle… al final hay
una casa con las puertas verdes, basta con que empujes con el hombro y la
puerta se abrirá. El invitado preguntó: ¿Y no puedo abrir con las manos?
Entonces, el amigo le dijo: ¿Acaso piensas venir con las manos vacías? De igual
manera que agradecemos al mesonero que nos atiende y nos trae la comida,
debemos agradecer a nuestras esposas que nos atienden y nos sirven la comida,
pero cuanto más, a Dios que nos atiende siempre y nos alimenta a todos. “Que
sea la voluntad de Dios que nunca seamos mal agradecidos con las personas y
mucho menos con Dios, sino que por el contrario siempre le agradezcamos por el
bien que nos hace.
Amén.”
Tomado de las alturas de mi pueblo
Tomado de las alturas de mi pueblo