LA VIGILANCIA ES EL PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA
El hombre debe se cuidadoso de sus actos, observar y controlar su conducta y caminos, si son buenos o no, para no abandonar su alma al peligro de la perdición, y no transite la senda de su rutina como un ciego en la obscuridad.
El que se encamina en el mundo sin reflexionar si su camino es bueno o no, se asemeja al ciego que camina por las orillas de un río, que su peligro esta más próximo que su salvación por la ceguera natural o voluntaria.
El profeta Jeremías reprochaba la maldad de sus contemporáneos, por apartar sus ojos de sus hechos y no analizar sus actos. "Ningún hombre se arrepintió de su maldad diciendo: qué he hecho yo?, todos volvieron a sus carreras como el caballo se arrebataba hacia la batalla" (Jeremías 8:6), se encaminaban en la prisa de su costumbre sin concederse el tiempo a sí mismos para analizar su conducta y camino, y caían en el mal sin siquiera verlo.
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| הנה עניך הזהירות |
Es una de las artimañas del mal instinto y su astucia la de multiplicar su influencia en forma constante en el corazón del hombre hasta que no le quede un momento para reflexionar y analizar el camino por el que transitan, pues sabe la tentación o mal instinto que si pondrían su atención en forma inmediata se comenzarían a arrepentir de sus hechos y este arrepentimiento iría cobrando vigor hasta abandonar definitivamente el pecado.
Y esto se asemeja al consejo del malvado faraón al decir: "Aumentaran el trabajo sobre los hombres,..."(Exodo 5:9), que era su intensión no sólo de privarlos del tiempo y perturbar sus corazones de todo análisis, con la fuerza del trabajo continuo sin pausa. Esta es exactamente la intención del mal instinto con respecto al hombre, pues el mal instinto como un ser de guerra y experimentado en artimañas, que solo se vence con gran inteligencia y visión.
Y es simple esto, dado que si aún la persona se vigilará a sí mismo no tendría las fuerzas suficientes para evitarlo sin la ayuda del Señor, Bendito sea, pues es muy poderoso, como recita el versículo: "Acecha el malvado al justo y trata de matarlo, pero el Señor no lo abandonará" (Salmo 3:7). Si el hombre cuida de sí mismo, el Señor lo ayudará y se podrá salvar; pero si el hombre se abandona, con seguridad el Señor no lo vigilará pues si él no se apiada de sí, quién lo hará por él. Asemejándose esto a lo que dicen los sabios judíos: "Todo aquel que no tenga entendimiento está prohibido apiadarse de él" (Berajot 33:a); así también dijeron "Si yo no me ocupo de mí quién lo hará por mí".
Tomado de Mesilat Yesharim.
Y esto se asemeja al consejo del malvado faraón al decir: "Aumentaran el trabajo sobre los hombres,..."(Exodo 5:9), que era su intensión no sólo de privarlos del tiempo y perturbar sus corazones de todo análisis, con la fuerza del trabajo continuo sin pausa. Esta es exactamente la intención del mal instinto con respecto al hombre, pues el mal instinto como un ser de guerra y experimentado en artimañas, que solo se vence con gran inteligencia y visión.
Y es simple esto, dado que si aún la persona se vigilará a sí mismo no tendría las fuerzas suficientes para evitarlo sin la ayuda del Señor, Bendito sea, pues es muy poderoso, como recita el versículo: "Acecha el malvado al justo y trata de matarlo, pero el Señor no lo abandonará" (Salmo 3:7). Si el hombre cuida de sí mismo, el Señor lo ayudará y se podrá salvar; pero si el hombre se abandona, con seguridad el Señor no lo vigilará pues si él no se apiada de sí, quién lo hará por él. Asemejándose esto a lo que dicen los sabios judíos: "Todo aquel que no tenga entendimiento está prohibido apiadarse de él" (Berajot 33:a); así también dijeron "Si yo no me ocupo de mí quién lo hará por mí".
Tomado de Mesilat Yesharim.
