LOS MILAGROS...CONTINUACION
Avodá
Zará 25 - Sobre milagros...
10:12 Entonces Josué habló a D-s el
día en que Ds entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en
presencia de los israelitas: sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de
Ajalón. 10:13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo
vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Iashar (Sefer
HaIashar)? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi
un día entero. (Ioshua 10:12-13)
Los milagros y el hombre de fe. La RAE
define a los milagro como el "hecho no explicable por las leyes naturales
y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino". Los
milagros son entonces, todas aquellas cosas que escapan a nuestra comprensión
humana. En este sentido con el avance del conocimiento, la ciencia y el estudio
de los procesos naturales los milagros se reducen. Mientras más sé, más
conozco, menos posibilidades tengo, si seguimos esta lógica argumentativa, de
considerar ciertos fenómenos como milagros poseo.
El Tanaj está repleto de lo que
podríamos denominar "milagros". Desde la creación del mundo, pasando
por la apertura de las aguas, hasta un burro que habla. Sin embargo,
nuestra sugyia talmúdica, estudia en esta ocasión el milagro
más conocido del guerrero, y sucesor de Moshé, Ioshua bin Nun. Cuando este
líder militar junto al pueblo de Israel estaban conquistando la tierra
prometida, en un momento Ioshua le pide al Eterno que este detenga el sol y la
luna (vemos aquí la visión geocéntrica del redactor), para que así, en las
horas que todavía restaban de luz (únicos momentos donde se batallaba) pudieran
ellos terminar con sus enemigos. Y así, tal como pidió Ioshua, el sol se
detiene en lo alto del firmamento, dándole tiempo al ejército de Israel para
acabar con sus enemigos.
Los milagros, dice el gran crítico
literario Harold Bloom, sólo convencen a los que ya están convencidos. Un
creyente tradicional (aquellos que se quedaron con los paradigmas del medioevo)
verá en este hecho un prodigio divino. Los ateos o escépticos dirán que esto es
una mera fábula. Entonces ¿cómo podemos entender los milagros? En primer lugar,
en mi lectura como creyente posmoderno, debemos apreciar que el principal
milagro es la existencia. Aquella fuerza que tuerce a la realidad desde la no
existencia a la existencia es el milagro fundamental. El estar vivos es un
milagro. En segundo lugar habría que reconocer, como el excomulgado Spinoza
sostenía, que los milagros no son otra cosa que las leyes de la naturaleza. El
funcionamiento del mundo es lo milagroso; el mantenimiento de los ritmos de la
naturaleza es el milagro.
Como creyentes posmodernos, comprendo
yo, debemos revindicar los milagros pero no como aquello que no podemos
entender, ya que eventualmente la ciencia podrá explicar en un futuro lo que a
nosotros nos resulta milagroso, sino más bien como una forma de ver y entender
el mundo. La palabra milagro deriva del latín miraculum que
significa mirar. Los milagros son una forma de apreciar el mundo. Creer en los
milagros es contemplar a la naturaleza y al mundo que nos rodea con asombro
renovado. El mundo material no se modifica para un creyente o un ateo, lo que
se modifica es la forma en la cual cada uno ve aquella realidad que se le
presenta ante sus ojos. Los sabios del Talmud, creyentes tradicionales,
discuten cuantas horas exactamente el sol se detuvo para Ioshua, algunos dicen
24 horas, otros dicen 36 y hasta algunos dicen 48; pero seguramente el sol no
se detuvo para Ioshua. Lo que sí ocurrió, sin embargo, fue la forma de
contemplar el tiempo que tuvo Ioshua. El tiempo, tal como los ciclos del sol,
es igual para todos, pero cada uno lo vive, de acuerdo a la forma que uno ve el
mundo, de una manera diferente. Los días, para toda la humanidad, tienen 24
horas, sin embargo ciertos días se nos presentan como una eternidad y otros se
nos van en un instante.
Evoquemos las palabras del maestro
Heschel cuando afirmaba que el principal fundamento del hombre de fe es poder
mirar al mundo con un "asombro radical"
En el mundo gentil o no judío, las
personas tienden a buscar lugares donde los “milagros”, la “profecia”, y demás cosas
que hacen sentir a la persona que descanso de sus problemas aunque sea por un
momento, sin embargo el efecto pasa y la persona nuevamente está inmersa en sus
mismas preocupaciones. Es como ir a una conferencia de superación personal,
cuando las personas asistentes ven como el que está al frente les hablaba y
contaba como paso de ser una persona con baja autoestima y perdedor, a ser un
empresario reconocido etc. Esto hace que las personas empiecen a acordarse de
sus propias metas y salgan queriendo triunfar y capaces de derrotar o superar
cualquier adversidad para cumplir sus proyectos, sin embargo, en la medida que
se mete nuevamente en sus asuntos de trabajo, familia etc, el efecto de la
conferencia pasó.
Así es con todas estas personas que
van a sus lugares de encuentros por que las cosas que se hacen allí les hacen
tomar un respiro en la vida diaria. El problema de esto es que si realmente
siguen al único D´s verdadero deberían tener en mente lo que le enseño en su
pueblo en Devarim / Deuteronomio 13:2-4, ser críticos, no dejarse maravillar
por cosas, si no ponerlas en duda y mucho más si nuestra sagrada Torá nos
enseña cómo hacerlo.
Un ejemplo de esto anteriormente
dicho es el que narra el rabino Amram Anidjar en su libro Interpretación de
sueños:
“así también ocurre si un hombre dice
que él es el mashiaj y hace milagros etc. En el momento en que ordene hacer un
pecado o el mismo haga un pecado mínimo,
sea un pecado de la Torá o de los establecidos por los sabios, quedará claro
para todos que no es el Mashiaj.
Todos escuchamos acerca de Shabetay
Tzvi, fundador de la secta shabeteana. Nació en turquia en el año 1626 y murió
en 1676. Con quince años impartía clases de cabalá a los cabalistas de esta
generación. Era un joven experto en todos los secretos de la Torá, un líder
perfecto, con un poder de convencimiento gigantesco. En el año 1648 dijo que
era el Mashiaj *, muchos
de sus alumnos y muchos en el pueblo le
creyeron, esperando que se revelara como el enviado de Hashem. En esa misma
generación vivió el Rab “Shifté Cohen”. Cuando escucho esto, envió a dos
alumnos a que investigaran el fenómeno “Mashiaj”, que lo espiaran para ver si
en verdad era el Mashiaj o no. Y si así fuera deberían informárselo a su Rab.
Después de tres meses volvieron los
alumnos contando: “es un gran sabio, sabe toda la Torá a la perfección, etc.,
pero vimos dos defectos en el: se amarraba el zapato derecho antes que el
izquierdo (según la halajá primero se pone el zapato derecho, después el izquierdo.
Se amarra el izquierdo y luego el derecho) y además lo vimos leyendo un libro
en su cama, mientras estaba boca abajo (un hombre tiene prohibido acostarse
boca abajo o boca arriba. Solo puede acostarse de lado).
El Rab, cuando escucho esto dijo; si
el Mashiaj desconoce el Shuljan Aruj, sus leyes, entonces es un mashiaj falso. Así
fue, al final shabetay Tzvi anuló y cambió muchas leyes de una manera
descarada. Paso el shabat al dia lunes, comió sebo, anuló ayunos, incluso
celebraba sucot, pesaj y shavuot en la misma semana, después se convirtió al
islamismo y con el otros 300 judíos mas”
Continúa el libro del Rab Anidjar:
“conclusión: No hay, ni habrá ninguna
causa que anule la Torá. Ni un profeta, ni un Mashiaj, ni una voz celestial y
menos un sueño”. 8
Por tanto si estas personas que
buscan en estos centros de “Milagros y profecías” ven que todo esto lo hacen usando la
idolatría de un hombre que se creía D´s, entonces por qué seguir yendo a esos
lugares que contradicen los mandamientos de Hashem, o peor aun ¿por qué creer
las profecías o mensajes de estos predicadores que adoran a un falso dios?
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* Muchas personas no judías desconocen que durante siglos muchas personas se han proclamado como el Mashiaj de Israel, como por ejemplo, Shabetay Itzvi, Bar Kojba entre otros, lo que sucede es que Yeshu fue el único que se hizo más famoso gracias al imperio romano que creó la religión cristiana y escribieron el libro que los cristianos llaman “nuevo testamento”.